Con la fina sensibilidad de su vasta cultura, Marcángeli supo abrevar de fuentes apropiadas para ejercer su labor de Artista con Mayúscula, de Gran Maestro de
Por eso no le fueron ajenos a su intuición Paul Cézanne, Pierre Bonnard, los macchiaioli, y más aquí, Raúl Russo, Figari y el constructivista Joaquín Torres García.
Dibujo, acuarela, pastel, óleo…
En cada técnica descolla con su impulso creador, con esa vehemente impronta itálica de energía transformada en sublime arte.
Pintor de consumado oficio, docente de raza, Marcángeli rompe esquemas perimidos, abre y señala nuevos caminos, despierta vocaciones, y deleita a todos por igual con su obra sólida, magnífica, vital, incomparable.
Luis Alberto Lecuna
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